capitulo 80


By bill
No tenía mucho humor para escuchar a mamá, odio cuando se pone en ese estado, en serio no puedo aguantarla.

Salí con mi yosai, yo solo quería irme lejos pero…no quería estar solo.
Me he sentido mal por dejar a mi angelito sola con mis padres y Tom pero, no sé, yo solo quise irme.

Solo caminaba con mi pequeña en brazos, no sé, como ahora era otoño me gustaba caminar escuchando el ruido de las hojas secas, mirar todo; yosai también miraba, parecía muy tranquila. Decidí adentrarme un poco más, fuera de las calles y sentarme en las hojas con mi hija.

La senté en mis piernas, ella miraba el cielo, las hojas, en realidad miraba todo, me gustaría saber qué es lo que ella piensa en estos momentos, seguro saber que todas las personas que te rodean están mal, no te hace sentir bien.

Tomo mi mano y empezó a sacudirla rápidamente, ella sonreía mirándome, yo al igual que ella, sonreía. Le tome la carita dando un beso en su pequeña mejilla y la abrace atrayéndola a mi pecho.



-te amo, yosai.- acariciaba su cabecita mientras ella se quedaba muy quieta. De pronto sonó mi celular, sin mirar quien marcaba, conteste.

Era mamá, se escuchaba preocupada, parecía que hubiera llorado, me pregunto en donde me encontraba, también me pregunto por Tom, dijo que también se había ido de casa con Bruno. Regresé al auto con mi pequeña y Salí en busca de Tom.

Busque por los alrededores, por todos lados y no encontraba a mi hermano, no podía ir muy lejos ya que iba con Bruno. Al final se me había olvidado ese lugar, donde él hace unos años me había dicho que sería el mejor escondite…nuestro mejor escondite. Aceleré dirigiéndome al parque.

Cuando llegue, rápidamente cargue a yosai y corrí por todo el parque buscando a tom.

-¡tom! ¡TOM!- sabía que no contestaría ni aun que le costara la vida, así que decidí dejar de gritar y ponerme a caminar más rápido.

Llegue a las bancas de maderas y empecé a recordar aquel día con mi hermosa, me hizo sacar una sonrisa y seguí caminando. Pase el pequeño camino de rocas y me dirigí a nuestro escondite y como si fuera una señal, mire un boceto, quizá era Tom... ¡claro que era Tom! Me acerque lentamente pero Bruno al parecer me reconoció y salió corriendo a mi dirección, Tom me miro enojado y jaló la correa de Bruno gritando su nombre. Me acerque a Tom.

-Tom, por favor, ven.- seguía caminando, ignorándome. –hermano, por favor.- salí corriendo y jale su playera, al parecer lo jale muy fuerte ya que se tambaleo hacia atrás, me miro con unos ojos que me atravesaban los sentimientos fuertemente.
-¡déjame!
-Tom, por favor, mamá está preocupada.
-¿sabes cuánto me importa ella?
-Tom…solo quiero…regresa ¿sí?
-¡no! ¡Déjame en paz!
-tom, no quiero que estés enojado conmi…- sus ojos atravesaron los míos, eran como dos piedras negras, sin ningún brillo, tan negros que ni mi reflejo podía ver en ellos, y llegué a la conclusión, de que por alguna razón…ahora le temía a la persona que decía hace unos años estar orgulloso de mi.
-¿¡no quieres que esté enojado contigo!?- lo mire, con un miedo que no puedo describir. -¡contéstame!- negué. –eso lo tuviste que haber pensado antes, Bill. Haces las cosas y crees que todos van a seguir estando bien contigo ¡pues fíjate que no! y no me mires con esa cara que no me conmueves, solo me das pena, siendo un hombre, con una familia ¡te sigues comportando como una nenaza!
-…T..Tom…
-¡cállate! ¿Sabes? Deberías madurar, no por (Tu nombre), ni por yosai, ni por mama ¡por nadie! Solo por ti, deja de una vez de comportarte como si fueras el pequeño de hace 8 años, ¡ya eres un hombre!

Las palabras de Tom hicieron que un nudo apretara fuerte mi garganta y mis ojos se inundaran lentamente, siempre dicen que la verdad duele y…tal vez era por eso que me dolía tanto las palabras tan directas de mi hermano.



-no llores, con tus putas lagrimas no logras nada.
-mama te necesita…
-¡te he dicho que no me importa! No me importa ni mama, ni Gordon no me importa nadie y ¿sabes? ¡Tú me importas más poco que los demás! Así que ¡vete, Bill! No quiero estar contigo.- se dio la vuelta y siguió caminando con Bruno.
Corrí un poco más y de nuevo jale a Tom, que me miro con unos ojos fulminantes que, si no fuera su hermano me habría arrancado las extremidades.
-¿¡que no entiendes?! ¡QUE ME DEJES EN PAZ!
-¡no Tom!- entrecerró sus ojos y pude ver y casi sentir como apretaba la mandíbula tan fuerte como si fuera a romperla. –No quiero estar peleado contigo, Tom por favor yo solo…- camino hacia mi rápidamente, como si fuera un león y yo su presa; sentí un miedo terrible, mi corazón palpito demasiado y lo único que pude hacer fue retroceder unos pasos.
-que eres nenaza, entiende que no, Bill, ya no quiero tener nada en común contigo, no sabes cuánto te odio, por mi mejor que tu mueras ahora ¿sabes? No me importa si te cortas, no me importa que hagas con tu puta vida, ¡solo déjame en paz!
-¿Por qué me dices esto Tom? Somos hermanos…
-¡me vale! Vete a la mierda, me vale lo que pase contigo ¡no te quiero, bill!
-no es cierto.
-es verdad ¡te odio, bill!
-no es cierto, no me odias.
-eres un imbécil, solo quieres que todos caigan en tu trampa ¿pero sabes? Yo no voy a volver a caer, he aprendido que tu solo has dicho mentiras, no eres capaz de hacer algo ni por tu bien. Si lo que quieres es llamar la atención ¡¿Por qué no te matas?! Así no sabes la cantidad de personas que llorarían por ti, ¡EXCEPTO YO!
-¡No es cierto! ¡No es cierto! ¡NO ES CIERTO!- las lágrimas cayeron y mis cuerpo comenzó a temblar.
-¡¿crees que si no te odiara sería capaz de hacer esto?!- solo mire la mano de mi hermano aproximándose a mí con rapidez, estrujo mi cuello fuertemente, solo pude sacar un grito ahogado y mirar a Tom con miedo.
-tom…déjame.- apretó más fuerte mi cuello, su cara cada vez se hacía más roja. -¡¡DE…DEJAMEE!!! Tom… ¡suéltame! ¡S…suéltame!!- cada vez perdía más el aliento, podría soltar a yosai en cualquier segundo.
-¡no, no te voy a dejar!
-Me lastimas…!!
-¡Y TU A MI!
-por…por favor ¡DEJAME!- yosai de pronto comenzó a llorar desesperadamente, Tom la miro por unos segundos y mientras lo hacía, apretaba mas mi cuello al grado de que ya no podía tomar el suficiente aire y esto me hizo tratar de tomar una bocanada, cosa que no resulto ya que me ahogaba más y la tos comenzó.

Yosai no dejaba de llorar, al contrario, comenzó a gritar mientras lloraba y eso hizo que Bruno comenzara a ladrar fuertemente.

-…tom…- los ojos de Tom comenzaron a brillar, como si fuera a llorar pero, miro hacia otro lado y me soltó, haciendo que callera al pasto gracias a que me maree un poco; por suerte mi pequeña no sufrió algún daño.

Tom camino, alejándose de mí. Yo abrace a yosai fuertemente, dejando caer lágrimas una tras otra.

-perdóname…perdóname…- acaricie a mi pequeña de sus bracitos. Saqué mi celular y llame a mama, le dije donde se encontraba Tom y dijeron que irían allí lo más pronto que pudieran. Regrese al auto y antes de encenderlo, respire hondo abrazando a mi pequeña, tratando de tragarme las lágrimas y olvidar lo que Tom me había dicho pero Siempre que intentaba olvidarlo sus palabras se volvían  tan presentes, como si lo estuviera repitiendo cada segundo.

No pude aguantarlo más, las lágrimas ya estaban cayendo de mis ojos y las ganas de hacerme daño crecían cada vez mas; buscaba por todos lados algo con lo que pudiera mirar mi sangre pero no encontraba nada, mis uñas eran lo único que servía así que, comencé a rasguñarme hasta ver la primera línea de sangre. No era suficiente, necesitaba algo más.

Algo gracias al sol casi me dejaba ciego, en el piso, aun lado del asiento copiloto encontré un encendedor, lo tome en mis manos y lo miraba como su fuera mi salvación. Lo prendí y lo iba acercando cada vez más a mis brazos, una lagrima callo en mi brazo y se deslizó hasta caer a mi pantalón, deje de apretar el encendedor y el fuego desapareció.



Me sentí un estúpido al recapacitar y saber que pude haberme hecho un daño terrible si el fuego hubiese hecho contacto con mi piel; avente el encendedor y manejé de regreso a casa. Mamá estaba fuera con Gordon y Tom, al parecer Gordon, enojado, regañaba a Tom, a Tom parecía importarle una mierda lo que le decía, solo miraba a Bruno y acariciaba tras de sus orejas.
Salí del auto cargando a yosai y me acerque a ellos.

-Bill, creí que ya habías llegado.- dijo mamá un poco aliviada.
-pff creí que ya se había ido a cortar las venas.- dijo Tom mirándome de pies a cabeza, haciéndome sentir como un imbécil.
-¡tom, es tu hermano, deberías apoyarlo!- gritó Gordon.
-¿por qué no le dices a Simone que ayude a su pequeñito?- ¿simone? Tom jamás le habría dicho Simone a mamá, jamás le hablaba por su nombre.
-Tom, por favor, hijo…
-¡¿Qué no te ha quedado claro?! ¡DEJAME!- mamá se encogió, echando la mirada al suelo.

Gordon sonrió mirándome, como si tratara de que estuviéramos tranquilos, pero creo que eso era muy tarde, todo entre Tom, mamá y yo, se había tornado muy tenso. Gordon sacó a yosai de mis brazos y dio un beso en su mejilla.

-será mejor que entremos, está enfriando.- Gordon comenzó a Buscar entre sus bolsillos, la llave de casa.
-no te preocupes, Gordon, yo aquí tengo la llave.- abrí la puerta y dejé que todos entraran para después yo cerrar la puerta.

Escuche los ladridos desesperados de mi scotty.

-tranquilo, chico ya llegamos.- se me hizo extraño que, ahora no había dejado de ladrar, siempre que le calmo dejaba de hacerlo.

By tom

Iba caminando tras de Gordon, tenía que darle de beber a mi Brunito, de pronto Gordon dejo de caminar y cubrió sus labios, lo rodee para poder pasar y…mi estomago se endureció y de mis ojos salía un rio de lágrimas, Bruno se acerco a (tu nombre), que estaba tirada bocarriba con los ojos entreabiertos. Gordon salió corriendo en busca de un teléfono para llamar al hospital.

-(tu nombre)…- susurre, la voz no me salía, mis manos comenzaron a temblar y mi cabeza comenzó a palpitar, solté la correa de Bruno.

Mordí mis nudillos, ver esa imagen me ponía los pelos de punta, mire a Bill, pero el aun seguía en la puerta tratando de sacar las llaves. Mamá ayudo a Bill y después llegaron a donde nosotros.

De pronto los colores de mamá desaparecieron por completo, bill llegaba y…no puedo describir su cara…no puedo describir el dolor que se reflejo en sus ojos al momento en que vio a (tu nombre) de esa forma, como se le llenaron los ojos de lágrimas en solo unos segundos y como su quijada comenzó a temblar pero sus lágrimas no salieron en ningún instante.



-¡¡¡(TU NOMBRE)!!!- corrió hacia ella, y la tomo en sus brazos, la recostó en su regazo manchando sus brazos de sangre. -¡despierta, por favor!- acaricio su mejilla y la abrazo fuertemente. –despierta, linda…despierta, por favor- los ojos de Bill de apoco se fueron hinchando y enrojeciendo pero, increíblemente no soltaba lagrima alguna. -¡¡DESPIERTA!! No ahora, por favor no me dejes ahora… ¡te necesito! ¡(Tu nombre), te necesito! ¡No me dejes así!
Mamá se acerco a Bill.
-Bill, no llores, hijito, todo va estar bien.
-¡Déjame! ¡Yo la necesito! (tu nombre)…por favor despierta, por favor…

Abrieron la puerta rápidamente, los médicos corrieron hacia (tu nombre) arrebatándola de los brazos de Bill; comenzaron a gritarse el uno al otro, diciendo que no podían llevarla al hospital o no aguantaría.

Ante eso, mis lágrimas comenzaron a crecer.
Bill estaba sentado en el piso, cerraba sus ojos. Yo me acerqué a él.

-Bill- me miro, y su cara se transformo en la de un extraño.
-¡TU DEJAME! ¡NO QUIERO HABLARTE! ¡LARGATE!- decía con su voz entrecortada.

Eso hice, no iba a suplicarle; me senté en el sillón atrás de él. Dejándome vencer por las lágrimas, escuchaba a los médicos pidiendo medicamentos, unos decían “no lo va a lograr” otros los contradecían y en verdad yo ya no sabía en qué lado estar, por una parte desearía que (tu nombre) ya no sufriera más, que descansara y dejara de sentir dolor pero…la otra parte, la parte más grande de mi, deseaba que ella se encontrara bien, que volviera a ver esa sonrisa con la cual me enamore y esos ojos tan brillantes como dos estrellas dirigiéndose a mí, esa voz tan dulce que tenia…


Al pasar eso de unas tres horas, bill había miraba la ventana, estaba pálido y a juzgar por su mirada, parecía no pensar en nada. Después una enfermera bajo, con la mirada en el piso jugando con sus manos. Me levante acercándome a ella.

-¿Cómo…como esta?- ella me miro a los ojos e hizo que me acercara a él. –Mi hermano también necesita saber…- ella lo miro.
-está muy mal, ¿crees que es bueno para él?
-es lo mejor para el.- asintió y fue a por bill que al tiro se levanto y regresaron conmigo.
-miren, ella está bastante mal, su pulso no es el mejor, a decir verdad está muy mal su pulso, tiene una leve infección en su garganta ya que, gracias a la sangre que se quedo ahí todo el tiempo le ha hecho mal.
-pero… ¿está viva?- pregunto bill con un hilo de voz. Ella asintió.
-sí pero, no quiero sonar impotente pero, ella no estará aquí por mucho tiempo, es decir…ella está realmente mal.
-eso quiere decir que… ¿en menos de media…semana se va?
-lo siento pero…le damos en promedio…uno, dos o máximo tres días…y si no se le cuida…me nos de 24 horas.

Bill cerró los ojos y comenzó a respirar agitadamente, tomó su frente y mordió sus labios intentando no llorar.

-esto es muy difícil para mí, créeme que este trabajo no es el más lindo pero, así son las cosas, no te sientas mal por llorar.- tomo su hombro y bill solo se quedo quieto ante ese movimiento.
-lo prometí….- respiraba cada vez más rápido. –se lo prometí… ¡(tu nombre) no me va a ver llorar! No…
-Bill, hermano.- me miro fulminante…en verdad no del todo, su mirada pedía a gritos un abrazo, pedía unas lindas palabras que pudieran levantarle en ánimo.
-¡déjame…Tom!- salió acelerando el paso hacía el jardín sin mirar atrás.
-bueno, ahora voy a mirar cómo está ¿sí?- dijo ella intentando sonreír.
-está bien.- inclino la cabeza en señal de un “ahora vuelvo” y subió las escaleras de nuevo, antes de subir al menos tres escalones, se viro y me llamó.
-¿puedo preguntar algo?- asentí. –Ella, ¿es su hermana?- rasco su barbilla.
-no.-negué.- es la novia de mi hermano.- ella asintió.
-gracias.- se dio la vuelta y subió las escaleras, yo regresé al sillón donde estaba, de apoco, mama se acerco hacía mi y se sentó a un lado mío.
-¿estás bien, Tom?- negué, trate de mirarla con ojos fulminantes pero…por alguna razón no lo hice, casi deseaba un abrazo de mamá.
-no, no estoy bien.- tomo mi hombro acariciándolo con su pulgar, me tense en ese momento.
-hijo, esto se solucionara, créeme que Dios hará lo mejor para que (tu nombre) esté bien.
-tal vez…tal vez lo mejor para Dios es que…es que…ella se valla.
-tal vez, pero eso no lo sabemos ni tú, ni yo, ni Bill, eso solo lo sabe Dios, no debes cuestionar.
-¿crees que lo mejor para ella es…irse? Mamá yo se que Bill la ama y que ella lo ama a él pero… ¿entonces por qué Dios no los deja vivir juntos?
-mira, Tom, los dos sabemos que (Tu nombre) no ha tenido la vida más feliz del mundo, sabemos que ella paso por cosas terribles desde pequeña. Tal vez Dios solo quiere que ella descanse, que pueda tomar una vida nueva, diferente.
-pero, eso no es justo… yo la quiero…es decir nosotros la queremos aquí, con nosotros.
-te entiendo pero, la vida es así, no podemos cambiarla, es demasiado tarde.- las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, cubría mis ojos para que mamá no me viera llorar.
-tranquilo, Tom, ella va a estar mejor.- me abrazo y atrajo mi cabeza a su pecho.
By bill

Entre a casa, mama estaba abrazando a Tom, el lloraba, pero, por alguna razón ya no le tomaba importancia al ver a mi hermano así.
Me senté en las escaleras, escuchaba a los doctores hablando y a yosai llorar, seguro estaba con Gordon arriba.

De pronto mis ojos se iban cerrando lentamente, estaba cansado, me recargue en la pared e intente dormir. Escuche como alguien bajaba las escaleras, desperté de golpe y mire a la misma doctora de hace unos minutos.

-¿te sientes bien?- asentí. –bueno, ella esta despierta.- la mire de golpe y me levante.
-¿¡en serio!?
-sí, si quieres puedes verla pero, está muy mal, solo no…
-entiendo, ¿puedo pasar a verla ahora?- interrumpí.
-está bien.- sonrió.

Subí a mi recamara, estaba cerrada, la abrí lentamente y una luz me cegó; entrecerré los ojos para adaptarme a la luz y cuando lo hice, unos doctores estaban frente a la cama. Me acerqué a ellos, trate de ver por sobre sus hombros para ver a mi angelito.



-¿Cómo está?
-gracias a Dios la encontraron a tiempo, unos segundos más tarde y hubiera muerto.- me sorprendía la cara de antipatía que ponía al mirarme, como si lo que él quisiera, fuera que ella muriera.
-ehh… quisiera hablar con ella.- me miro serio, y asintió, salió y tras de él, salieron los demás doctores.

En la cama estaba tu nombre, cobijada hasta la cintura, con una bata blanca que seguro los doctores le prestaron; a su lado estaba una gran lámpara que iluminaba casi toda la cama, también había una bolsita con sangre y en el piso, un maletín.

No sé porque pero, sentía miedo de acercarme a ella, no se, se miraba tan tranquila, como si estuviera…muerta, pero un movimiento de sus labios me hizo saber que no era así, y junto a eso, tome agallas para acercarme. Me senté a su lado en la cama, ella abrió sus ojitos lentamente, parecía acoplarse a la luz cegadora a nuestro lado, me miro.

-…Bill…- sonrió.
-(tu nombre), ¿Cómo te sientes?
-me siento bien…un poco mareada…dime, ¿Cómo es que llegue aquí?
-no lo sé, llegue a casa y…estabas en el piso…sangrando.- bajo la mirada como si recordara todo lo que paso.
-bill…estoy mal, ¿verdad?
-no, no es así, estas perfecta…los doctores dijeron que sangraste por el esfuerzo, ellos dicen que porque tosiste mucho pero…tú estás bien.- sonrió.


-¿en serio?- asentí.
-sí, solo que tienen que tenerte en chequeo, por si te sientes mal.
-me siento bien, ahora me siento mejor…es decir, estoy bien ¿Qué más puedo pedir?- un nudo en mi garganta apareció, era tan doloroso que tuve que estrujarlo levemente.
-si…
-bill, ¿pasa algo? Te ves raro… ¿todo está bien?
-si…es solo que…estoy feliz de que estés bien.
-ohh Bill, te amo- con esfuerzo, se sentó en la cama y me abrazo, yo al igual que ella la abrace rodeándola con mis brazos.
-yo te amo muchísimo más, hermosa, en serio.
-Bill, quisiera que saliéramos.- dijo acariciando mi mano.
-no creo que eso sea posible.
-¿por qué no?
-es…tenemos que preguntar a los doctores.
-pero, dijiste que ya estaba bien.
 -pero, estás débil ¿Qué acaso quieres volver a como estabas?- saco una pequeña carcajada.
-no, entonces nos quedamos.- acaricie su cabello.
-está bien, no quiero que vuelvas a enfermar.
-ni yo tampoco.

De pronto llego una enfermera con Tom y mamá.

-ellos también quisieran hablar con la señorita, ¿es posible?- dijo la enfermera sonriente.
En verdad dejar a (tu nombre) así me ponía mal pero, al final acepte.
-está bien.- di un beso en su frente y me separe de ella.


By tom

-¿puedo hablar primero con ella?- mama asintió.
-claro que si.- mama salió con Bill.
Limpie mis lágrimas y me acerque a la cama y me senté a su lado.
-¿Cómo te sientes, (Tu nombre)?
-yo me siento bien, ¿Cómo te sientes tu?
-bien- sonreí.
-no es verdad, estuviste llorando ¿me equivoco?
-no…bueno es que…no sé.
-¿sabes? No me gusta verte llorar Tom
-¿pero cómo quieres que esté bien cuando estás enferma? No entiendo cómo es que tu estas bien.
-bueno, no tienes que estar mal por mí, Bill me ha dicho que estoy bien, ya no estoy enferma.
-¿Qué? No entiendo.- rasque mi cuello.
-es…yo ya estoy bien, Bill me dijo que solo estaría en chequeo pero que ya estoy bien.-sonreía tan lindo. –dijo que estaba perfecta.

Una sonrisa de ironía salió de mis labios, un sentimiento inundo mi pecho y la admiración hacia a Bill creció.

-¿en…en serio?- asintió. –Que bueno…así ya no tengo que preocuparme más por ti.- bromee.
-jaja, Tom ¿Por qué bill no te lo había dicho?
-ehh…yo…no lo sé, estamos peleados, tal vez es por eso.
-humm, ¿por qué pelearon?- me miro a los ojos.
-es que…tu sabes, son peleas de hermanos…a veces solo empiezan por estupideces.
- y ¿no le has pedido disculpas?- negué con indiferencia.
-no, yo no soy el que debería pedirlas, es el.
-bueno, pero tienes que saber perdonar, seguro que a Bill le haces falta al igual que el a ti.
-no es verdad.
-no creo, se que quieres mucho a Bill, me lo has dicho.
-bueno, si…gracias (tu nombre), ahora iré a hablar con él. Mamá quiere verte.
-esté bien.- di un beso en su frente y salí de la recamara, mamá entro y yo busque a Bill, fui al estudio a un lado de mi recamara.



Fui al balcón y no estaba. Camine para devolverme fuera de ahí y algo llamo mi atención: era la libreta de Bill, donde apuntaba sus canciones, me acerque con la alegría de que Bill escribiera de nuevo canciones.

La abrí y le ojee, había canciones que ya había escrito antes; de pronto con tinta azul mire una página que tenía como título “¿Cómo me siento?” pensé que por el título no sería una canción muy alegre, pero aun así seguía con las ansias de saber lo que decía.

Comencé a leer, esto no era una canción, esto…no puedo creer esto, ¿miedo a perderme? ¿Culpa de alejarme? ¿Culpa de hacer que (tu nombre) estuviera así? Jamás creí que Bill se sintiera así, nunca quise decirle eso, jamás quise que se sintiera tan mal…

Me sentía culpable de hacer que mi hermanito se sintiera de estás forma y que aun así, el quisiera estar bien conmigo, el quisiera estar conmigo, ¡soy un imbécil!
Unas cuantas lagrimas cayeron de mis ojos, me sentía tan mal, tan egoísta e hipócrita, yo quejándome de que mamá no me quiere y ahora….ahora Bill es el que está mal….tal vez el se cortaba por mi culpa, y yo jamás lo ayude, jamás le pregunte como se sentía… mama tiene razón… en lugar de hacer que se sintiera mejor, le gritaba y le golpeaba, ahora entiendo las razones por las cuales mama quería más a Bill….soy un pésimo hermano…


capitulo 79


Escuché un leve quejido salir de sus labios y dejé de abrazarla.
-¿te lastime?- me miro a los ojos y relamió sus labios.
-no, es solo que…- no había terminado cuando bajo la mirada.
-te sientes mal ¿verdad?- tomó mi mano y la estrujo con delicadeza. Negó lentamente. -¿estás segura? Lo puedo ver en tu carita, no te sientes bien, estás un poco pálida.- tragó pesado y dejó que un pequeño suspiro saliera de sus labios.
-bueno…no me siento muy bien…- me miro a los ojos, parecía que tenía miedo, no lo sé, se miraba extraña.
-¿Qué te duele,  (tu nombre)?- de nuevo tragó y aparto la mirada de mi.
-no es nada, Bill, no me siento tan mal.
-bueno, está bien, solo no quiero que estés mal.- no quería que se pusiera mal, sabía que en realidad se sentía bastante mal.- ¿Por qué no subimos para que descanses?- inconscientemente dejo que una linda sonrisita saliera de sus labios y asintió.

Me levante del sillón y dirigí a (Tu nombre) al borde de las escaleras. Mamá y Gordon se acercaron a nosotros con yosai en brazos de mamá.

-¿ya se van a dormir?- pregunto Gordon sonriendo.
-sí, (tu nombre) no se siente muy bien.
-hum está bien, que descansen.- sonrió.
-ehh, ¿puedes ayudarme a subir a yosai? Ayudaré a (tu nombre) a subir.- Gordon asintió.
-Bill, mejor ayudo a (tu nombre) ¿está bien? Lleva a yosai.
-bueno.



Gordon pasó a yosai a mis brazos y se acercó a la silla de ruedas.

-te llevare yo ¿está bien?- (Tu nombre) asintió sonriendo tiernamente.
Gordon tendió su mano y (tu nombre) la tomo, ella hizo fuerza para levantarse pero sus piernas empezaron a temblar y cayó de nuevo en la silla.
-¿puedes levantarte?- preguntó Gordon un poco preocupado. (Tu nombre) asintió y apoyándose con la mano de Gordon y la pared pudo pararse un poco más fácil.

Gordon la tomo de la cintura fuertemente y ayudo a que (Tu nombre) subiera por las escaleras lentamente; la piernas de (tu nombre) temblaban demasiado, tanto que podía mirarlas temblar desde donde estaba; Gordon la miraba sonriendo, esa mirada era como hace casi 13 años, cuando nos enseñaba a andar en bicicleta; Tom caía de ella, puedo recordar que Tom se enfadaba mucho y se cruzaba de brazos arrugando la frente, la mirada de Gordon era tan…paterna, puedo asegurar que papá jamás nos miro así, y eso en verdad me dolía.

Doblé la silla de ruedas y la coloqué a un lado de las escaleras y después subí con mi pequeña en brazos.

-ya estás.- dijo Gordon ayudando a que (tu nombre) se sentara en la cama.
-gracias, Gordon.- sonrió.
-no hay de que, (tu nombre) es lo menos que puedo hacer.- ella sonrío, parecía un poco apenada.

Gordon miro hacia la puerta, donde yo estaba, y sonrió acercándose a mí.

-descansa, hijo.- sonreí.
-tu igual.
-te quiero, Bill.
-yo también…Gordon.- Dio unas palmadas en mi hombro y salió cerrando la puerta.

Nos arropamos para dormir, acosté a mi pequeña en su cuna y me cobije junto a (tu nombre).

-duerme bien, hermosa.- aparte su cabello de su frente y di un beso en ella.
-Tú también, Bill, te amo.
-yo más.- sonrió y yo le imité. Después nos acomodamos para dormir.



By (tu nombre)

He despertado con un gran dolor en el vientre bajo, de nuevo ese maldito dolor. Me senté en la cama, imaginando que otra vez tendría sangre en la ropa interior; era hasta vergonzoso para mi saber que, sangraba de la entrepierna hasta cuando no tengo la regla.

Inhale y mantuve en aire dentro por un ratito y luego lo solté pesado; tome mi frente y mire el reloj, era de madrugada.

Me levante lentamente ya que, mis piernas estaba débiles y también las sentía dormidas por el gran dolor que me causaba mi estomago. Prendí la lamparita que estaba a mi lado sobre el buró de madera y mire a Bill que estaba dándome la espalda con su cabeza sobre su ante brazo.

Trate de no despertarlo, y tome roma interior y un pijama de los cajones y me dirigí al baño. Cerré la puerta y eché el pestillo, prendí la luz y ¡como lo esperaba! Estaba sangrando de nuevo, mierda ¡como odio esto! Mi estomago daba retortijones dolorosos, casi no podía mantenerme sentada.

Cambie mi ropa y eche al cesto la ropa sucia. Lave mis manos y me mire al espejo, en verdad daba miedo mi reflejo, me preguntaba si era yo en realidad aquella persona que se reflejaba pero claro, no puede ser alguien más.
Regrese a la cama que, gracias a Dios no había manchado e intente volver a dormir pero se me hizo tan difícil hacerlo ya que mi estomago a un dolía bastante….
Sentí unos pequeños jaloncitos en mi cabello, desperté y voltee.

-¿te desperté?- dijo bill sonriendo tiernamente y yo negué.

Bill volvió a sonreír y se sentó.



-¿Cómo dormiste, linda?
-ehh…bien y ¿tú?
-también, ¿tienes hambre?- dio pequeños golpecitos en su pancita.
-no demasiada.
-¿bajemos a desayunar?
-está bien.- bill quitó las sabanas de sus piernas y yo me senté para hacer lo mismo. -¡MIERDA!- de nuevo había sangrado ¡estoy harta!
-¿Qué pasa (tu nombre)? ¿Estás bien?- dijo bill preocupado, yo de nuevo puse las sabanas sobre mí.
-no, nada…yo…Bill te alcanzo para desayunar, ahora bajo.
-¿por qué, (tu nombre)? Debes decirme si tienes algo ¿segura estás bien?
-si bill, por favor.
-estás extraña, linda, mejor bajamos para que comas algo.
-no, Bill en serio no tengo hambre, ahorita bajo.

Empecé a ponerme nerviosa, al parecer había manchado las sabanas y…me avergonzaba demasiado.

-bueno, está bien.- bill levanto las sabanas de nuevo para quitársela por completo, pero eso hizo que las sabanas que tenía encima se bajaran hasta mis rodillas; rápidamente las volví a subir.
-¡no, bill!
-¿pero qué pasa? En serio estás rara, (tu nombre) ¿Qué tienes?
-nada…
-hum…- entrecerró los ojos mirándome fijamente. -¿te sientes mal?
-no.
-¿me pasas a yosai?- mierda.
-ehhh, ¿Por qué no la dejas dormir?
-está despierta, linda.
-ahh bueno, es que quiero dormir.
-¿Por qué  no te quieres parar?
-yo…tengo sueño- negó lentamente.
-necesito hacer la cama.
-yo la hago por ti, Bill.- el dolor en mi vientre bajo volvió e hizo que sacara un quejido los bastante fuerte como para que Bill lo escuchara.
-¿Qué te duele?
-¡nada!- apreté mi vientre fuertemente.
-¿tu pancita?- bill se acercó a mí, acerco su mano a mi vientre pero rápidamente quite su mano.
-no, bill…déjame.
-¿¡qué pasa, (tu nombre)?! Dime si te sientes mal.
-¡no me siento mal, bill!- y como si fuera broma, sentía como de mi labio salía lo que parecía ser saliva, con mi pulgar la limpie rápido ¡lo que me faltaba! Ahora me desangraba por la boca.

Bill negó. De un segundo a otro las sabanas ya no estaban sobre mí y la mirada de Bill, con la boca entreabierta, las cejas alzadas y los ojos muy abiertos, se posaban en mi entrepierna desangrada.



Era tanta la vergüenza que tenía en ese instante que me paralice y no pude hacer nada más que mirar los penetrantes ojos de Bill en mi pantalón del pijama. Sentía como si estuviera totalmente desnuda en un escenario repleto de personas. Sacudí la cabeza para dejar mis pensamientos atrás y cubrirme de nuevo con la sabana, Eso hizo que Bill también reaccionara.

-¿Qué….qué te paso?
-bill…te dije que me dejaras sola…- bill saco una pequeña sonrisa ¡yo no le miraba la gracia a nada de lo que pasaba! -¡que! ¿De qué te ríes, Bill?
-linda, no te tienes que avergonzar, a todas las mujeres les pasa, es normal que te manches cuando no sabías que ibas a menstruar, a mi no me da asco eso.

Dio un beso en mi mejilla, acaricio mi cabello y me miro sonriendo yo lo mire seria y fijamente a los ojos.

-¿Qué pasa, linda?
-bill…no es…
-¿el qué?
-no es menstruación…- la sonrisa de Bill se quedo ahí, fija en su cara pero de a poco esta se fue borrando lentamente.
-a… ¿a qué te refieres?- aparte mis ojos de los suyos. –te refieres a que es…es…es parte de…de…tu…
-¡si, bill!- interrumpí.
-pero…es la primera vez ¿verdad, (tu nombre)? ¿Verdad que no te ha pasado antes?- puso una carita tan…triste, estaba preocupado, a nada de llorar

No quería mentirle, yo en serio lo amaba pero…ahora no sabía si decirle la verdad o no. Al parecer lo supo gracias a mi estúpido silencio.
-¿por qué no me lo dijiste? Y….también te sangra la boca…es…


-no, bill…perdóname yo…
-(tu nombre)…me duele…me duele saber que…que estas tan mal…
-es por eso que no quería que…
-pero me duele más saber que te estás guardando el dolor para ti misma….solo para que yo esté bien.- interrumpió.
-bill es que ¡estoy harta de que no podamos vivir felices! No quiero…no quiero que estés mal…
-yo no quiero que tu estés mal, (tu nombre)- mire las sabanas tintadas de mi sangre y después mire un poco más a mi derecha, donde estaba Bill, que estrujaba las sabanas un poco nervioso. – (tu nombre), yo te amo y no quiero que te sientas avergonzada por esto, no es tu culpa ¿sí?- acaricio mi cabello y sonrió…esa sonrisa que me hacía sentir tan segura.
-arruine las sabanas…- no cabe duda que ahora si me había avergonzado bastante. Bill sonrió dejándome ver sus blancos y parejos dientes.
-no te preocupes por eso, linda, las sabanas no importan, me importas muchísimo más tu que unas simples sabanas.- sonreí.
-gracias, Bill…- dio un beso en mi frente y después se paro dando la vuelta a la cama quedando a un lado mío.
-no tienes que agradecerme nada.- se dio la vuelta y cargo a yosai. -¿quieres que nos vallamos? Para que estés más cómoda.- asentí, en realidad no quería pararme y hacer que Bill viera toda la sangre que saldría de mi entrepierna al pararme. –Está bien, ahora nos vamos.- Bill salió del cuarto cerrando la puerta.



De nuevo tome ropa para darme una larga ducha, me sentía sucia y aun la vergüenza no se iba. Apreté las piernas lo más que pude y haciendo fuerzas intenté levantarme; cuando me pude parar por completo sentí como toda la sangre caía de mi entrepierna rápida y dolorosamente, corrí rápido al baño, no quería dejar la sangre por todo el piso.

Me di una ducha, al final no fue tan larga. Me vestí, esta vez decidí usar una toalla sanitaria por si volvía a pasar, no sé cómo no pensé en hacerlo a noche, cepille mi cabello, mis piernas temblaban bastante pero, aun así pude mantenerme en pie. Metí mi ropa al cesto y después lo saqué para echar las sabanas dentro.
Al salir y ver la sabana roja sentí…no sé, asco y tristeza, ni cuando tenía la regla sangraba tanto. Metí todas las sabanas al cesto y lo cargue para ir a lavarlas.
Era muy pesado para mi cargar todo aquello pero, eso me pasaba por sangrar tanto, aun que Bill diga que no es mi culpa, lo es.

Llegue al cuarto de lavado y metí todo dentro de la lavadora, saque una bolsita con jabón en polvo y eche un poco dentro. Entré de nuevo a la casa con un mareo terrible y un dolor de espalda aun peor. Bill se paró del comedor y fue por la silla de rueda, se acerco a mí llevándome de vuelta al comedor.

-¿ya estas mejor?- rodeo mis hombros ayudándome a sentarme en la silla.
-..Si- me llevo al comedor y se sentó a mi lado.
- y que ¿no vas a comer?- negué. No tenía hambre y me sentía aun apenada, sé que no debo sentir eso, yo no quería que pasara pero, aun así lo sentía y al parecer Bill se daba cuenta. -¿por qué no? Te hará mejor, (tu nombre) no puedes quedarte sin comer.
-no, Bill gracias, pero en serio no tengo hambre.-  Bill suspiro y acaricio mi mejilla.
-Está bien.

By bill

Tom miro a (Tu nombre) un poco preocupado y serio.

-¿Qué pasa, (tu nombre? ¿Te sientes mal?- ella negó. -¿Qué paso a noche?- (tu nombre) bajo la mirada apenada.
-no le paso nada, Tom.- me miró alzando las cejas. No imagino como lo paso (Tu nombre) y todavía Tom le molesta.
-lo siento.- dijo incrédulo y volvió a comer mirándome enojado.
(Tu nombre) quitó a yosai de mi regazo y la sentó en el suyo, le abrazaba sonriendo…era tan linda.

Terminamos de comer y Tom se paro con sus platos a la cocina, yo hice lo mismo y después volví con (tu nombre), nos sentamos en la sala a platicar.
Después de un rato, llamaron a la puerta, me levanté a abrirla.


-¡Bill, hola!
-¿¡Sara!?  ¿Cómo estás?
-muy bien gracias, ¿Cómo estás tú?
-bien, también- sonreí.
-dime… ¿Cómo está mi amiga?- dejé de sonreír, mi corazón palpitaba fuerte.
-ella…ella está…bien...
-lo siento, Bill no quise hacerte sentir mal
-no…no te preocupes…pasa.
-gracias- sara entró, yo cerré la puerta y me dirigí a la sala donde estaban las dos abrazadas y sonriendo; mirar la sonrisa de (tu nombre) me hacía sentir tan vivo pero a la vez…me hacía sentir…muerto.

Ellas platicaban felices, no me habían visto llegar y así fue como retrocedí unos pasos y me fui de ahí. Quería dejarlas un tiempo a solas, seguro lo que (tu nombre) no quisiera decirme a mí, se lo diría a su mejor amiga y seguramente le hacía falta desahogarse con alguien.

Salí a mi auto y me dirigí al estudio. Al llegar, me dirigí al salón donde grabábamos, tome un bolígrafo y una libreta, en ella empecé a escribir toda clase de sentimientos dentro de mí y el por qué era que los sentía, era lo que siempre hacia al escribir una nueva canción:

Tristeza (por qué no tendría a la persona que amo)
Decepción (de mi mismo)
Amo(a mi familia)
coraje (de que Dios se llevara a mi angelito lejos)
Miedo (a perder a la persona que más amo y a mi hermano)
Nervios (de no saber qué hacer cuando me quede completamente solo)
Ternura (al ver a mi angelito sonreír a mi hija)
Nostalgia (al saber que soy la persona más egoísta)
Angustia (porque no significo nada para nadie)
Duda (de saber porque alejo a los demás cuando los necesito)
Soledad (mi hermano no me quiere y (tu nombre) se irá)
Culpa (de alejar a Tom y de hacer que (tu nombre) tuviera esa enfermedad)
Dolor (al saber que por mi culpa todo esto esté pasando)
Desilusión (mi hermano no me quiere ni me querrá)
Incertidumbre (porque (tu nombre) se valla y yo no le he dado nada en la vida)

Mordí mis labios dejando de escribir, mire el lugar, estaba vacío, solo se escuchaba el leve ruido las hojas de los árboles ocasionadas por el viento al chocar con ellas. Me levante y camine hacia la ventana, mirando el hermoso paisaje: las hojas secas en el pasto y en medio de la calle, el viento, las personas pasando, los carros en la calle, el cielo opaco lleno de nubes grisáceas. Todo era hermoso pero, algo en mi solo dejaba que de aquello, solo dejara que un nudo se apoderara de mi garganta y mis pulmones se endurecieran al igual que mi vientre.

sin duda el otoño era mi estación favorita, era, para mí, aun mejor que la primavera; todos dicen que “la primavera es la estación del amor” pero, en mi opinión era el otoño…pero al parecer, ahora se transformaría en la estación más nostálgica y triste…



Cerré las cortinas y regrese a tomar mi libreta, salí de ahí cerrando la puerta y regrese al auto.

Llegue a casa de nuevo, sara aun estaba ahí, pero ahora si se percataron de que ahí estaba.

-¡Bill!- dijo sara sonriendo; yo la mire. -¿Por qué no vienes?- eso hice, me acerque a ellas.
-¿te pasa algo, Bill?- me miro preocupada mi angelito.
-no…nada.- desde lo más profundo de mi ser intenté sonreír, de verdad quería hacerlo pero, la nostalgia se había apoderado de mi y…no pude hacerlo.
-¿estás seguro?- asentí relamiendo mis labios.
-¿Qué tienes ahí, Bill?- dijo Sara apuntando mi libreta. Yo, por reflejo, escondí la libreta tras mi espalda.
-nada…es…solo es una libreta.- Sara me miro sospechosa pero, al parecer no quiso darle más vueltas al asunto.

Comenzaron a platicar, yo solo las miraba pensando en cómo sara podía mostrarse tan…tan indiferente. (Tu nombre) parecía estar totalmente sana, parecía que todo aquello sobre su enfermedad era…era solo una horrible pesadilla. Nunca había mirado a (tu nombre) tan feliz y eso…eso me hacia estar completamente agradecido con sara, que hacia todo porque ella estuviera bien.

Escuche pasos pesados, arrastrando los pies, seguro es Tom. No me moleste en mirarle.

-¿Sara?- ella lo miro sonriendo.
-¡hola, Tom!
-¿Qué haces aquí?
-vine a visitar a mi amiga.- miro a (tu nombre) sonriendo y después su mirada se poso en  Tom de nuevo.
-hace mucho que no te miraba, haz cambiado.- Sara sonrió.
-al parecer tu también.
-¿te parece?- ella asintió.
-Sí, has adelgazado.- miré a Tom de pies a cabeza y después recordé al “viejo Tom” el Tom egocéntrico, el invencible, el que no tenia corazón, el fuerte, el vanidoso, el grosero, el mal educado, el mujeriego.…el que me quería.

Ahora miraba al “nuevo Tom” ahora era humilde, débil, miraba por los ojos de tan solo una persona, escuchaba a los demás, le daba cumplidos a alguien que no era a él y…no me quería. Se miraba delgado, su color bronceado se había transformado en un pálido, sus ojos brillantes en luces apagadas con ojeras, sus pómulos sumidos y sus labios resecos y tal vez yo no me daba cuenta de cómo él estaba sintiendo por estar todo el tiempo cometiendo estupideces sin ponerme a pensar en algún momento que tal vez…su vida era peor que la mía.

Me quede mirándolo por unos segundos, el aun estaba de pie frente a sara y (tu nombre), de pronto el me miro y entrecerró sus ojos.



-¡que!- me dijo enojado, yo solo pude abrir la boca intentando decirle algo.
-yo…nada…
-¿Qué miras?
-solo…-no me dejo terminar lo que iba a decirle cuando ya se había dado la vuelta y salió al jardín. Abrace mi libreta mirando hacia el piso, tratando de pensar en algo más que no fuera hacerme daño.
-Bill… ¿te encuentras bien?- dijo mi angelito acercándose a mí. Yo la mire y asentí.
-no es nada, linda…solo…tu sabes…Tom… ¿sabes? Me tengo que ir.- me levante y subí al estudio en la segunda planta cerrando la puerta y eche el pestillo, saque de nuevo la libreta y comencé a escribir el cómo podría evitar sentir todo esto, pero apenas pude escribir una letra y darme cuenta de que nada de lo que sentía se podría reparar, entonces, tome el bolígrafo otra vez:

Es extraño como una persona que has llegado a amar tanto, este en sus últimos días y saber que tú no le has podido dar nada a cambio de todo el amor que ella te ha entregado, de todo lo que ella dio por ti. Saber que la persona que amas estuvo dispuesta a dar la vida por ti, y saber que tú fuiste tan solo el único que hizo que ella este enferma y también el que hizo que su enfermedad fuera mucho más allá de ser una enfermedad grave, y que ella a pesar de que se irá a “un lugar mejor” quiere que estés feliz, quiere ver tu sonrisa y hacer una nueva familia donde me sienta querido…si todo esto estuviera en mis manos, no lo pensaría ni una vez y seria yo quien tuviera esa enfermedad y no ella.

Mi respiración empezó a agitarse y pude sentir como mis ojos empezaban a inundarse de lágrimas, así que deje caer el bolígrafo y Salí al balcón a respirar hondo.



By tom

Entré de nuevo a casa, Sara ya se había ido y (tu nombre) estaba jugando con yosai, me acerque a ella.

-¿te diviertes?- me miró y sonrió.
-¿Qué pasa, Tom?
-nada, ¿Por qué pasaría algo?
-no lo sé, cuando bajaste todos se puso tenso entre Bill y tu.- rodee los ojos y negué.
-no quiero hablar de eso (Tu nombre), por favor.
-está bien.

Me senté a su lado mirando a yosai, había crecido tanto en tan pocos meses.

-es muy linda.- ella me miro sonriendo. –se parece mucho a ti.
-no digas eso, Tom si antes nadie querría parecerse a mí, ahora menos.
-tú no digas eso, (tu nombre) eres hermosa, no deberías tener tan baja autoestima, eres la envidia de cualquiera.- saco una leve carcajada y negó.

Entraron Gordon y mamá a la casa y se acercaron.

-hola, Tom, (Tu nombre)- dijo mamá sonriendo.
-hola, simone.- también sonrió.
-Tom, ¿no vas a saludar a tu madre?- dijo Gordon un poco serio. Yo me levante de ahí y Salí con Bruno para llevarlo a dar un paseo.

Odiaba a mama, odiaba a Bill, odiaba a TODOS, no quería saber nada de nadie.



By (tu nombre)

Algo pasaba entre todos ellos pero, no quería meterme en nada, solo sabía que Bill estaba enojado con Tom y Tom con simone.

De pronto Bill bajo y se dirigió a la cocina, simone lo siguió; escuche gritos, a simone tratando de calmar a Bill.

Gordon y yo nos miramos un poco preocupados, bill salió de la cocina y se dirigió a mi dando un beso en mi frente, su cara era seria, su expresión de enfado y su frente arrugada, los dientes apretados y su respiración pesada, tomo a yosai y se dirigió a la mesa tomando las llaves de su auto, después se dirigió a la puerta.



-Bill ¿A dónde vas?- dijo Gordon, Bill solo lo miro y siguió su camino. -¡BILL!- cerró la puerta fuertemente, mire a Gordon, rascando su nuca preocupado.

Simone salió de la cocina llorando, Gordon se acerco a ella y la rodeo con sus brazos.

-no te preocupes, todo va a estar bien.- acaricio su espalda.
-Gordon, me siento la peor madre…solo alejo a mis únicos hijos.
-no lo eres, vas a ver que todo esto se arreglara.
-quisiera que todo fuera como antes….tenemos que ir a buscarlos.
-no podemos, simone, no podemos dejar a (tu nombre) sola.- susurró, pero yo los escuché lo bastante fuerte.
-no importa, vallan.- Gordon me miro.
-no te vamos a dejar sola.
-yo voy a estar bien, es mejor que los vallan a buscar, por favor, no quiero que Bill…por favor vallan.
-(tu nombre), no vamos a dejarte sola, por favor, tú estás mal.
-estoy bien, por favor vallan.- me costó unos cuantos minutos convencerlos pero al final salieron a buscarlos.



Me dirigí a la puerta que daba al jardín para salir, cuando tome la perilla sentí retortijones en mi estomago y la mirada un poco borrosa, parpadee un par de veces y dejo de ser borroso, suspire de alivio pero mis piernas empezaron a temblar bastante, me di la vuelta para ir al baño y por un poco de agua para mi cara, ya que estaba un poco mareada.

Apenas pude darme la vuelta cuando sentí como algo o alguien me empujaba fuertemente de la silla, quizá solo fue el dolor tan inmenso que me hizo caer. Estaba de rodillas dando la espalda a la silla, me pare como pude de la silla y me dirigí al baño, las rodillas empezaron a temblarme y caí al piso de nuevo haciendo que mis rodillas sintieran un dolor terrible, trate de arrastrarme hasta llegar al baño, pero cada paso que daba parecían mil piedras sobre mi espalda y solo no podía llegar a la puerta del baño.

Tendía el brazo, tratando de atraer la puerta a mí, creí que todo esto era solo un sueño, pellizqué mis brazos pero no funcionaba, me di la vuelta quitando el cabello de mi cara con brusquedad; mire la silla de ruedas y traté de dirigirme de nuevo a ella pero de nuevo, sentía que estaba a kilómetros de mi, las lagrimas de desesperación y ansiedad empezaron a salir de mis ojos y estas hicieron que la mirada se tornara húmeda y borrosa.

Quite las lágrimas bruscamente y respire hondo intentando llegar de nuevo a la silla, soy una estúpida ¡¿Por qué me levante?! Junto con las lágrimas y dolor, mis pulmones comenzaron a asfixiarme, no podía respirar; intentaba no llorar para que cesara pero no servía, comencé a toser ya que no podía respirar ni tomar aire, de nuevo vi sangre caer de mi boca a mi mano pero era imposible dejar de toser y mientras más sangre miraba mas desesperación me daba y junto a la desesperación las lágrimas caían.

Intente gritar por ayuda pero no podía ni respirar para hacerlo, mire una sombra negra en la puerta del jardín, era scotty que rascaba el mosquitero chillando.  De pronto ya nada tenía sonido, ni siquiera la tos que salía de mí, no escuchaba a scotty ladrar ni el viento soplar. En mi pantalón sentí algo un poco pesado, lo mire, era mi celular. Quite aliviada las lágrimas de mis ojos y comencé a tratar de adivinar los números para un medico pero era inútil, mi vista estaba tan mal que no podía ni presionar uno, avente el celular desesperada.

Estaba asustada, bastante asustada pedía ayuda a Dios en mi subconsciente, rezaba porque alguien entrara a casa y me ayudara. Cerré los ojos, intentando despertar de este “sueño” pero nada servía. Me deje caer al piso vencida por el dolor, la angustia y la desesperación que sentía, apreté mi cuello tratando de ya no toser y poder tomar una bocanada de aire, pero no servía ¡nada de lo que hacía servía! De pronto mi vista se torno negra, completamente negra, comencé a llorar desesperada, tratando de gritar, me sentía fatal, horriblemente mal, de pronto comenzó a sonar un zumbido en mi interior y sentí como las fuerzas se iban perdiendo cada vez más.