-
pensé que él había cambiado, que ya no era el mismo de antes.- Sara tomo mi
hombro y lo acaricio lentamente.
-
no vale la pena que estés así por él.
-
pero…el me lastimo y…yo si le quería.
-
lo sé, amiga. Pero ya no pienses en eso, que lo único que ganas es sentirte
peor. Tengo una idea, ¿Por qué no
salimos? Así despejas tu mente de Tom.
-
eh…
-
¿por favor?- bueno, salir tal vez resultaría una buena idea para ya no pensar
en Tom y poder pasar más tiempo con mi mejor amiga.
-
bueno.- sonreí. Sara y yo nos arreglamos un poco para después salir a caminar
por ahí. Había muchísimas tiendas y cosas lindas.
-
¡mira por allá!- apunto una tienda muy grande. –Vamos, vamos.- decía
entusiasmada. Caminamos ah; Sara parecía divertirse mucho mirando las tiendas,
en cambio yo no me divertía mucho. Me sentí un poco mareada, tal vez fue el
olor o los muchos colores ahí dentro. Me acerque a Sara.
-
eh…Sara, te espero afuera ¿sí?
-
¿Por qué?
-
bueno, me siento un poco mal.
-
está bien.- sonrió. Salí de la tienda y me senté en una banca, tratando de que
el mareo se me pasara un poco.
-
eh, tú eres la supuesta (tu nombre) ¿no?- le mire. Era una mujer de tés blanca
y cabello café.
-
pues…sí ¿Quién eres tú?
-
hum, eso no te importa.- la mire incrédula.
-
bueno…entonces ¿Qué es lo que quieres?
-
solo decirte que eres un zorrita. ¿Estás con Tom por interés? ¿En serio?, no
cabe duda que eres de esas que solo les interesa el dinero. Imbécil.
-
yo no estuve con el por eso…fue el él que me quiso por interés.
-
sí, claro, usas excusas. Mejor ahórrate tus palabras, niña.- se levanto y se
largo caminando. Sentí un gran nudo en mi garganta, pues encima de que Tom lo
había hecho, habían comenzado a difamarme tan pronto.
Sara
salió de la tienda con un par de bolsas en sus manos. Se acerco a mí y me miro
seria.
-
¿te pasa algo?
-
no…
-
¿ya se te ha quitado el dolor, amiga?
-
sí, ya estoy bien.- suspiré. –mejor regresamos a casa.
-
está bien.
By Tom
Oh,
mierda… ¡la cabeza quiere explótame!...me siento terriblemente mal. Camine al
baño, buscando una pastilla que pudiera aliviar mi dolor. Al no encontrarlas
decidí ir a la recamara de Bill para ver si él no podría regalarme.
-
¿Bill?
-
¿Qué paso?- pregunto mientras cepillaba su cabello.
-
¿tienes pastillas para el dolor de cabeza? Me siento terrible.- exclamé. Bill
me miro y negó. Se levanto de la cama y camino al baño, buscando, igualmente,
una pastilla. Al encontrarlas camino a mi dirección, pero antes de tenderlas
hacia mí, me miro de pies a cabeza y cruzó sus brazos.
-
no es novedad que te duela, después de todo lo que tomaste ayer…
-
¿ayer tome? No mientas.
-
sí, lo hiciste. En la fiesta de ayer.
-
ah…pero no tome demasiado.
-
sí, y por eso hoy tienes cruda.- sonrió.
-
oh, da igual ¿me das las pastillas?- las tendió y yo las tome. –Gracias.- salí
de la recamara y baje a la cocina para tomarla con un vaso de agua.
Después
de eso, me di cuenta de la hora -3:45- y camine a la casa de Sara y (tu
nombre). Tenía ganas de ver a (tu nombre), pues los recuerdos de la fiesta que
ocurrió ayer se miraban borrosos. Toqué la puerta y no en mucho tiempo se
abrió, dejando a mi vista a (Tu nombre) que su cara se hizo como la de alguien
quien ha visto algo horrible.
-
¡¿Qué quieres?!- grito fuertemente, con la voz desgarrada un poco.
-
eh, ¿te sientes bien?- pregunte. -¿Qué tienes, hermosa?
-
oh, vamos, ¡vete de mi casa ahora!
-
no me iré sin antes una explicación. ¿Por qué estas molesta?
-
¡no te daré ninguna explicación, Vete!
-
pero… ¿Por qué me tratas así?- me sentí un poco angustiado de no saber qué era
lo que había hecho para que me gritara de esa forma.
-
ah, te estoy tratando muy bien a comparación de cómo tu me trataste a mí. ¡Ahora
vete, por favor!
-
no me iré, dime qué fue lo que hice.
-
ja, ¿tanto tomaste que ya no recuerdas todo lo que me dijiste e hiciste?
-
te juro que no recuerdo nada…por favor dime.
-
no.
-
¡por favor!
-
me has dicho que solo me querías para tu diversión. Me has intentado golpear.-
dijo, al parecer muy enojada.
-
yo no me atrevería a golpearte ¡jamás!
-
pero lo hiciste, ¡ahora vete!
-
eh, te de verdad no se qué paso…dame otra oportunidad, por favor.
-
no puedo.
-
por favor, no me dejes.
-
no me hagas esto difícil. Creí que de verdad habías cambiado.
-
lo hice…por favor.
-
tendrás que demostrárselo a otra mujer que llegue a tu lado. Pues yo no seré
esa mujer otra vez.
-
por favor…no hagas esto, yo no lo hice…no estaba consciente.
-
si haces esto inconsciente no me imagino que podrías llegar a hacer consciente.
¡Vete!- me empujo fuera de su casa y cerró con un portazo.
Camine
de regreso a mi casa, me sentía devastado y encima un estúpido por no medirme
al tomar con ella. Bill estaba sentado en el hall mirando la TV. De pronto se
levanto y camino hacia mí.
-
¿A dónde has ido?- no conteste. Me sentía con un nudo en la garganta, que si
hablaba caería y lloraría fuertemente. –hey, ¿me has escuchado? ¿Qué tienes?
-
…nada…
-
te conozco. Dime que tienes.
-
soy un idiota.
-
¿Por qué?
-
por lo que ha pasado ayer…no me acordaba de nada y…fui a casa de (tu nombre).-
el me miro sorprendido.
-
es que…has tomado demasiado.
-
¡ya lo sé!
-
van, Tom.- me envolvió en un abrazo.
-
fui terrible…
-
tranquilo, todo va a estar bien.
BY (tu nombre)
Pasadas
unas semanas, aun no podía recuperarme completamente por lo de Tom. Y al
parecer Sara lo notó.
-
(tu nombre) deja de estar así.
-
¿así como?
- solo mírate, estas pálida y has adelgazado
demasiado. Puedes enfermar.
-
estoy bien, de verdad.- mentí.
-
creo que tu físico dice lo contrario.- dijo pasando su mirada por la mía.
-
de verdad, solo estoy cansada.- sonreí. Ella negó al igual que yo sonriendo.
-
bueno, cambiando de tema, Bill ha llamado, dijo algo sobre una comida. Te
invito a ti y a mí también, pero supongo que yo no iré.
-
¿por qué?
-
saldré con mi novio, pero más te vale que vayas a la casa de Bill, eh.
-
no, yo no quiero ir.
-
úsalo como entretenimiento, algo con lo que puedas dejar tu mente en blanco.
Por favor.
-
por favor, amiga.- junto sus dos manos, y las comenzó a mover en forma de
suplica. Sonreí.
-
está bien.- subí a mi recamara y me di una ducha. Me coloqué un pantalón de
mezclilla oscura y una playera color salmón. Me peine un poco, dejando mi
cabello mojado. No me maquille.
Baje
y Sara estaba ahí, esperándome con una sonrisa.
-
¿nos vamos?- asentí. Ella me llevaría, pues después de dejarme estaría con su
novio. En el camino no hablamos, tan solo miraba la ventana, deseando que a
Bill nunca se le hubiera ocurrido juntarnos de nuevo.
Baje
del auto y camine hacia la puerta, en donde timbré. De pronto Bill salió con
una hermosa sonrisa.
-
¡hola!- dijo casi en un grito.
-
hola, Bill.- dije yo.
-
bueno, (tu nombre) yo tengo que irme.- dijo Sara.
-
que, ¿tú no te quedas?- preguntó Bill.
-
no, tengo que salir.
-
está bien, que te vaya bien.- dio un beso en su mejilla y Sara salió de ahí.
–bueno, entonces pasa, (tu nombre).
-
gracias.- entre. Ahí estaba Tom, sentado en la sala. Me miraba serio, son hacer
ninguna expresión.
-
¡Tom!- gritó Bill. Tom dio un salto y se levanto del sofá, acercándose a mí.
-
hola, (tu nombre).- dio un beso en mi mejilla.
-…hola…
-
bueno, creo que es mejor que vallamos a comer.- dijo Georg, tomando la mano de
su novia.
-
sí, es lo mejor.- dijo Tom. Caminamos al comedor, Bill y yo nos sentamos
juntos.
Entonces comenzamos a comer. Georg dio un sorbo a su soda y sonrió.
-
y ¿Qué has hecho estos días (Tu nombre)?- pregunto.
-
yo…solo eh estado en mi casa.- dije nerviosa.
-
ah, yo no entiendo cómo es que lo sigues aguantando.- sonrió ampliamente. Yo lo
mire confundida.
-
¿disculpa?- pregunté.
-
pues sí, Tom y tu ya llevan bastante juntos. Yo ya me hubiera aburrido.- baje
la mirada. Tom miro a Georg de golpe.
-
eh…Georg…no…- dijo Bill, nervioso.
-
no…Tom y yo…no…- tartamudee.
-
ella y yo ya no salimos juntos.- dijo tom de golpe. Georg me miro sorprendido y
lamió sus labios.
-
¿de verdad?...entonces, ¿Por qué nunca me lo platicaste Tom? ¿Cuándo lo
hicieron?
-
hace unas semanas.- dijo Tom.
-
pero yo pensé que…
-
¡calla, Georg!- exclamó Gustav.
-
pero…- insistió.
-
¡SILENCIO, GEORG!- gritó Tom, dando un fuerte golpe a la mesa.
-
eh, lo siento…- dijo tímido.
-
¡todos te dicen que cierres la boca y no lo haces!
-
luego te lo puedo decir yo, Georg, pero ahora no.- dijo Bill.
-
bueno…eh, (Tu nombre)- dijo, cambiando de tema repentinamente. –veo que has
bajado mucho de peso ¿a qué se debe?
-
eh…no lo sé…
-
creo que es porque no te molestas en comer ni una miga de la comida.- dijo
Gustav.
-
si cómo, Gustav…
-
sí, claro.- dijo con sarcasmo. Me encogí.
-
¡bueno, ya!- gritó Bill. -¡esto era para que estuviéramos juntos a gusto, pero
solo se la pasan criticando y peleando, ya!
-
¡no estaríamos así si no fuera porque al idiota de Bill se le ocurrió hacer una
comida! ¡Bravo, idiota!- dijo Tom.
-
¡Tom, lárgate de la mesa!
-
¡no!
-
¡VETE!- Tom se levanto y aventando la silla, salió de ahí.
La
tensión acorralo mi cuerpo por completo, tan solo sentía ganas de gritar y
llorar. Aun no estaba completamente bien por lo de Tom, y encima tenía unos
cuantos problemas sin resolver aun.
Me
sentía irritada y entonces, sin quererlo, mis lágrimas comenzaron a salir
lentamente por mis mejillas. Sorbí mi nariz, algo que fue mala idea.
-
¿Qué pasa, (tu nombre)?- pregunto Gustav. Yo negué y salí de la mesa, corriendo
hacia el jardín.
-
¡como me gustaría no haberte conocido!- grite, golpeando la pared fuertemente,
haciendo que algunos trozos de mi piel quedaran repletos de mi propia sangre.
-
¡¿pero qué mierda haces?!- gritó Bill.
-
¡déjame!
-
¿Qué es lo que te has hecho?
-
¡nada!
-
es por Tom ¿cierto?- dijo, bajando la mirada.
-
yo…no sé como creí que el si me quería.- llore aun más fuerte.
-
pero lastimándote no vas a lograr cambiar nada. Vamos, que tienes que limpiarte
eso.- me tomo de las manos con delicadeza y me guió al baño. Abrió la llave del
lavamanos y metió mis manos ahí dentro.
-
ahh…- me quejé.
-
eso pasa por no pensar lo que haces.- sonreí. –ya estas lista.
-
…gracias…
-
creo que es mejor que vayas a comer. Ahora los alcanzó.
-
está bien.- baje la mirada y camine hacia el comedor.
Bill
llego y ahora todos estuvimos platicando en un mejor tono. Pero pronto se haría
de noche y Gustav y Georg –con su novia- se fueron. Yo comencé a ansiarme, pues
Sara aun no venía por mí.
- ¡Bill, oye…!- Tom me miro. –ah…creí que se habían ido
todos ya…
- bueno…mejor me voy…- dije. Bill me detuvo del brazo.
- no, (tu nombre), está bien. Aparte ¿Qué no iba a venir
Sara por ti?
- sí, pero creo que se olvido. Pero
puedo irme yo sola.
- pero ya se hace de noche, ¿quieres que yo te lleve?
- no, está bien, Bill.
- ¿estás segura? Mejor deja que yo te lleve, ¿sí? Por
favor.
- bueno…está bien.- sonreí.
- bueno, vamos… ¿nos acompañas, Tom?
- no, yo me quedo.- se fue de ahí. Bill y yo entramos a su auto y me guió a casa. Al llegar el me miro con
una tierna sonrisa.
- llegamos.
- muchas gracias, Bill, de verdad.
- no hay de que.- dijo, dándome un beso en la mejilla.
- adiós.
- adiós.- cerré la puerta del auto y camine a la de casa.
Bill se fue y yo entre a la casa.
- ¿Por qué tan tarde?- dijo Sara.
- porque se suponía que tu pasarías por mi.- dije
molesta. Ella se sonrojó.
- huy…lo siento, 8tu nombre)…lo olvide.
- ¿de verdad?- dije con sarcasmo.
- no me digas que viniste caminando.
- no, Bill me trajo. ¿Sabes? Quiero ir a dormir…buenas
noches.
- buenas noches, amiga.- sonreí y camine a mi habitación.